Bitácora de Skitixx "Stix Ernesto" Koboldtanz
- Raza: Kobold
- Clase: Rogue
- Alineamiento: Neutral / Neutral
- Trasfondo: Charlatán
🧍 Información básica
- Edad: 9 años (joven adulto kobold)
- Altura: 86 cm (2'10")
- Peso: 14 Kg (30 lb)
- Ojos: Amarillo muy claro y desaturado, casi gris, con pupilas verticales tipo reptil/gato
- Nombre común: "Ernesto"
---
⚙️ Atributos
Atributo | Valor | Modificador |
---|---|---|
STR | 8 | -1 |
DEX | 16 | +3 |
CON | 13 | +1 |
INT | 8 | -1 |
WIS | 10 | +0 |
CHA | 14 | +2 |
- Puntos de Golpe: 55
- Iniciativa: +3
- Velocidad: 30 pies
- CA base sin armadura: 13 (10 + DEX + racial AC bonus si aplica)
🎲 Salvaciones
- DEX ✅
- INT ✅
🧠 Habilidades
Habilidad | Mod. | Competente | Total |
---|---|---|---|
Acrobatics | DEX | ✅ | +5 |
Animal Handling | WIS | +0 | |
Arcana | INT | -1 | |
Athletics | STR | -1 | |
Deception | CHA | ✅ | +4 |
History | INT | -1 | |
Insight | WIS | ✅ | +2 |
Intimidation | CHA | +2 | |
Investigation | INT | -1 | |
Medicine | WIS | +0 | |
Nature | INT | -1 | |
Perception | WIS | ✅ | +2 |
Performance | CHA | +2 | |
Persuasion | CHA | ✅ | +4 |
Religion | INT | -1 | |
Sleight of Hand | DEX | ✅ | +5 |
Stealth | DEX | ✅ | +5 |
Survival | WIS | +0 |
🛠️ Rasgos de clase (Rogue 5)
- Sneak Attack 3d6
- Expertise (Perception, Sleight of Hand)
- Thieves’ Cant
- Cunning Action
- Roguish Archetype: Swashbuckler (Fancy Footwork, Rakish Audacity)
- ASI: +2 DEX ya aplicado
- Uncanny Dodge
🔤 Idiomas
- Común
- Dracónico
- [Idioma adicional por trasfondo, a definir]
🎭 Trasfondo: Charlatán
- Habilidades: Deception, Sleight of Hand
- Herramientas: Kit de disfraces, kit de falsificación
- Equipo: Ropa fina robada, sombrero ostentoso, herramientas de estafa, 15 gp
- Rasgo: False Identity
- Stix mantiene una identidad secundaria —probablemente la que usó cuando intentó estudiar magia— y ahora simula simpleza para subestimar a los demás.
🔥 Historia personal (resumen)
Dejó atrás a su tribu, motivado por una historia confusa sobre "El Kobold Tuerto”. A la vista no parece educado ni sofisticado, pero dice que "tiene calle" y una obsesión que lo empuja. Aunque intentó estudiar magia en algún momento, nunca logró dominarla. Oculta ese pasado detrás de una fachada de total ignorancia, pero conserva una afinidad natural con el orden. Cree que esto podría despertar espontaneamente su habilidad con la magia.
📌 Notas pendientes
- Definir idioma adicional por trasfondo
- El personaje ha notado cierta coincidencia entre las siglas EKT y la figura mitológica Hecate, pero no sabe si es relevante o simplemente una asociación mental
Historia de la campaña vista desde el kobold
Llegada al pueblo
- Robo menor (pick pocket) en la taberna
Después de viajar tanto, tengo que reponer energías y liquidez. Busco (y encuentro) a alguien que luce como que tiene el nivel justo de enajenamiento etílico como para poder sustraerle exitosamente sus pertenencias. Me quedo con las monedas y le devuelvo los artículos personales.
Casa del mago
- Recorrido por el estudio
El mago Ricardo tiene un estudio bastante interesante. Me hace acordar a cuando trabajaba limpiando casas.
- Consulta sobre EKT (El Kobold Tuerto)
Ricardo dice que algo escuchó sobre EKT. Tal vez no es un delirio como me decían esos inmundos en la feria del queso.
Interrogatorio del semiorco
- Reflexión: “quién tiene hambre”
Puesto de avanzada
- El semiorco Borger
No me lo banco, pero me comí la mitad del lechón que tenía en la mesa.
- Capitán y ayudante
Uno más boludo que el otro.
- Leñadores y Anabel
Cortan leña y la mujer parece un poco más interesante. Me recuerda a cuando traté de estudiar magia.
- Torre y subsuelo
La torre está bastante deteriorada pero en su interior se percibe la magia. Hay un pequeño campo santo detrás.
Alrededores, campamento goblin
- Trepar, esconderse, moverse sigilosamente e investigar.
Uso mis dotes de kobold maestro de la escurridez (?) para encontrar información acerca de contra quiénes nos estamos metiendo. No revela los altos rangos, pero sí la base de la pirámide: unos goblins medio analfabetos que les pagan con agradecimientos y pan duro. A todo esto logro dar de baja 2 o 3 goblins desde un árbol, ya que tenía una sensible ventaja al ver mejor el lugar.
Desarmando el plan del capitán Verdolaga
- Evidencia del sabotaje al campamento
Juntamos unos clavos frágiles, maderas con fallas, unos martillos que se les salía el mango y se los presenté personalmente al alcalde Timogarcio de Valverde, de noche y en su casa, para que no queden dudas de mi nivel de compromiso con la misión.
- La comadreja enterrada
Nuestro mago 'Delerion' enterró la comadreja cerca de donde dormía la asistente del Capitán Chirimbolo. Esto nos dio cuantiosa información -aunque mayormente inútil, como los reportes a la AFIP- sobre la relación entre el capitán y su asistente.
Preparativos para el ataque goblin y Defensa del pueblo
- 15 aldeanos y 1 ariete: Preparativos para enfrentar un batallón de goblins y posterior desenlace del asedio.
Echamos aceite y alquitranes en la fosa que se hizo del lado sur del campamento para sumar dificultad al avance de los goblins. De esta forma, se les iba a complicar avanzar con unidades lentas y/o que dependieran de un terreno firme.
La idea era eventualmente prender fuego todo eso que estaba en la fosa, dejando una especie de muro de fuego. Al encendido de dicho muro de fuego lo podría haber hecho algún aldeano por motu propio, ya que se habló hasta el cansancio sobre el propósito de la leña y el aceite.
Pero los aldeanos no ponen ni las manos: los goblins los matan o incapacitan en un par de golpes y sólo a veces aciertan tirando con la ballesta. Un horror de ineficacia, realmente.
Los goblins traen un ariete reforzado que parece haber visto mejores épocas, y usan dos escaleras para atravesar la fosa. De este modo, llegan fácilmente al paredón con su ariete y, obviamente —y para sorpresa de los aldeanos—, derriban una parte.
Y acá una reflexión: queda en evidencia que la lógica goblin se caracteriza por una cierta miopía. No hay mucha profundidad en el análisis que pueden llegar a hacer; su forma de encarar los problemas es de asociación directa. Es decir, si una vez derribaron algo con un ariete, entonces "ariete = derribar cosas". No consideran el contexto ni la condición del objeto en cuestión. Lo cual, en este caso, nos favoreció, porque el ariete que trajeron estaba bastante maltrecho.
No duraron mucho más después de su victoria contra el muro porque ya para ese momento estaban bastante diezmadas sus filas, quedaban 4 o 5 goblins locos y el ariete ya no servía.
- Llegada del intendente corriendo, siendo perseguido.
El intendente Chilavert llegó corriendo con unos asistentes, escapando de unos mercenarios que parecían bien entrenados. Para resolver este inconveniente, todos corrieron al paso de montaña y yo le avisé al señor intendente, enviándole un mensaje a la distancia, para que se dirija hacia el paso de montaña, que siga al búho porque ahí lo iban a recibir bien, les iban a tirar piedras y palos a los mercenarios y en cambio los iban a rescatar a él y a sus asistentes.
Ruinas luminosas
Llegamos, aparentemente por medios mágicos (y esto me recuerda a mis días de estudiante fallido de magia), a un recinto cerrado con un gran glifo luminoso en el piso. Se nos presentó un humanoide, de forma y voz femenina, de piel azul, semitransparente, que parecía un fantasma, un avatar o proyección de alguna criatura extraplanar. Nos comentó —de forma bastante robótica y prácticamente pregenerada— que habíamos sido elegidos para escuchar el mensaje que tenía para darnos.
Parecía un mensaje muy importante, por lo cual procedí a ignorarlo y a explorar esta sección del templo. Había un cadáver con una libreta que parecía un diario, la cual conseguí extraerle rápidamente y sin dañarla. En estas notas se podía sentir la frustración de un explorador que fue seducido por una idea que lo obsesionaba y lo llevó a explorar un templo sin salida.
Lo bueno es que, aparte de todo ese rant, tenía anotado el conjuro para destrabar la puerta que no iba hacia la nada misma. Parece que cuando uno destraba puertas, estas no siempre tienen algo del otro lado. La puerta norte iba hacia una especie de abismo o sector vacío del universo. Recuerdo de algunos textos que esto se daba porque la puerta estaba diseñada para ser abierta con cierta clave o token mágico que, cuando era el correcto, la apertura de la puerta materializaba el sector de universo detrás de ella.
Otro aspecto importante del área es que nos encontramos con una mujer, de rasgos élficos (aunque no puros) y con un olor particular. Me recordó a un atardecer, licor, vainilla, leña… magia que no era la magia con olor a moho y tinta de los pesados estos de la academia. Tenía otra cosa, y no pude conmigo: le tuve que decir que lo percibía.
Mis compañeros son más hábiles con la lectura y tienen más ordenadas sus habilidades con la magia, así que nos propusimos no sacrificar a ninguno de los presentes, y en un par de intentos pudieron destrabar la puerta que estaba bloqueada. Claramente, cada vez que fracasaba un intento de abrir la puerta, se materializaba un guardián de la puerta que nos atacaba. La puerta daba hacia un pasillo que parecía no haber sido transitado por décadas, o tal vez siglos. Encontramos libros con plegarias al dios al que estaba erigido el templo y a varios más.
Tuvimos que saltar un precipicio porque en una zona el pasillo estaba hundido, y encontramos en un intersticio de una pared lo que parecía un mapa, pero que era un tapiz con ocho o nueve personas. Cuando lo intenté ver, fui transportado mentalmente a una habitación con nueve caballeros con rasgos dracónicos (no kobold). Los draconianos me miraron como juzgándome, y como estoy acostumbrado a que me miren raro, no lograron intimidarme.
Me preguntaron si era merecedor de poder seguir adelante, y les contesté que me digan ellos, ya que van a señalar con el dedo si sí o si no. Se sorprendieron de mi boldness, sonrieron, me dieron algo que metí en el bolsillo, y de pronto estaba de nuevo en el pasillo frío y con olor a iglesia.
El objeto parece un talismán de obsidiana con un sello en relieve: un kobold con un parche en el ojo.
El templo desecrado
Pasando al final del pasillo, nos saludó otro aroma, esta vez a cadáveres y a algo ácido. Había definitivamente una presencia mágica bastante opresiva, una niebla espesa que cubría el piso, y las paredes estaban llenas de una sustancia pegajosa que luego comprobamos que era algún tipo de organismo vivo simple, que resonaba con el ánimo general del nuevo dios o patrón del templo, según las diversas cosas que hiciéramos.
Había ocho estatuas, dispuestas en dos filas de cuatro hacia los laterales del pasillo central, más una que las "reinaba" a todas sobre el retablo.
Exploramos escuetamente el área porque, si bien el mago y yo no pudimos dormir, no es un lugar que a uno le despierte muchos deseos de explorar por explorar, pues lucía bastante inseguro. De paso, aprovechamos para hacer un poco de reconocimiento y conseguir respuestas al estilo "... no, no lo recuerdo, todavía no he recuperado la memoria", por parte del mismo fantasma que encontramos en la entrada. A pesar de su no-ayuda, no ha molestado hasta ahora (lo cual me despierta a mí particularmente cierta sugestión... todos escuchamos las historias de banshees que matan de un alarido lamentoso, bodaks que te matan con la mirada, y seres que esperan pacientemente y de pronto cambian de forma cuando detectan que el enemigo está en un estado de vulnerabilidad).
El clérigo amigo empezó a vocalizar unos cantos —bastante distintos a lo que uno entiende por "canto"— pronunciando de una forma que, tal vez por venir yo de otra cultura, no considero muy ortodoxa. Vendrían a ser las plegarias al antiguo dios del templo, para bendecirlo de nuevo. Esto pareció enfurecer a la presencia maligna, y fuimos embestidos brutalmente por armaduras animadas.
Lo interesante de las armaduras animadas es que, si se animan a partir de una pieza nueva de armadura, se comportan como un constructo; pero como la "materia prima" eran los restos de algún fallen warrior, se comportaban como undead. Como sea, devolvimos un medallón a un cofre, y parte de la presencia mágica que desacralizaba el lugar remitió sensiblemente. Pero no fue gratuito: aparecieron nuevamente armaduras animadas, bastante hostiles, aunque finalmente también logramos reducirlas a una pila de metal sin recibir mucho daño a cambio.
Como aprendizaje, me quedó que tengo que llevar una poción de celeridad (haste) y comida.
Con la biblioteca en llamas, el clérigo pronunciando cosas y los enemigos animados desactivados, apareció lo que parece un lich, que me recuerda a alguna gente del pueblo de Valverde. De no ser por su repentina aparición, podría haber sospechado que era algún aldeano maquillado molestando.
Enfrentamiento con el discípulo de Salazar
Si hay algo que aprendí de mi corto paso por la escuela de magia, es que hay un patrón que se repite en los sátrapas de la academia: los que necesitan más tiempo, en realidad, es porque dejaron todo para el último. Y el lich Corelion Thondor* no resultó ser la excepción.
Tenía demasiadas aspiraciones —lo cual no está mal per se—, pero para todo lo que buscaba necesitaba hacer un sinfín de pasos previos. Supongo que por eso eligió su carrera de nigromante: para tomarse el tiempo que, según él, requerían sus propias metas. Una clara demostración fueron sus momentos finales: aún en clara desventaja, y pudiendo comunicar su rendición y llegar a un acuerdo, decidió que la mejor forma de convencer a un grupo de aventureros que parecía salido de un circo de que su existencia (o no-vida) valía algo, era ofreciéndoles buscar una gema que estaba en un templo, que estaba custodiado por seres infernales, y que requería resolver una serie de acertijos en un laberinto con desafíos y, por ahí, tal vez, lo podía considerar suficiente. Entonces, se pondría de buen humor y colaboraría con nosotros.
Tuve como instructor a un mago bastante viejo y particular, que encontraba más satisfactoria la cantidad de esfuerzo realizado (o por realizar) que los resultados en sí mismos. Deben haber sido de la misma escuela.
Como sea, el combate fue relativamente breve, y el mayor problema —para mí, al menos— lo trajo el fuego de la biblioteca. A quien no pareció preocuparle el fuego fue a nuestro clérigo, que fue víctima de la furia del lich. Con justa razón —y dejando todo para el último— lo culpó de haber tratado de purificar su templo con cánticos y rezos poco ortodoxos, pisoteando años de cuidadosa desacralización.
No lo vi muy bien porque —kobold precavido vale por dos— yo estaba lejos. Pero lo que se vio fue que alzó sus brazos gritando enfurecido, y con el báculo que sostenía en su mano derecha arremetió violentamente contra el clérigo, que ya bastante maltrecho se encontraba. Literalmente lo perforó, como si se tratara de una pieza de pollo en un brochette. Del clérigo salió un tercio del báculo, y de este, fuego y la sustancia fluorescente que cubría todo.
Luego de esto, el lich cayó al piso y se desintegró.
El fantasma, que estaba esperando pacientemente (según yo para transformarse y atacarnos), pidió un objeto ubicado dentro del féretro que estaba sobre el retablo. A partir de una breve inspección, logré reconocer este objeto como de origen draconiano, y nuestro mago Delerion —luego de aplacar las llamas en la biblioteca, que él mismo había provocado— lo asoció a algo relacionado con los caballeros draconianos del tapiz que llevábamos. Nuestra nueva compañera parecía bastante aturdida por la presencia de este símbolo, que finalmente le fue entregado al fantasma guardian de la entrada.
tbc
(*) su nombre no era precisamente ese, pero así lo recordamos algunos.